A veces…,
Te presiento como un amanecer violento,
que se arremete en mis dedos.
Escribiendo la palabra
A veces…,
Te presiento como un amanecer violento,
que se arremete en mis dedos.
A veces…,
Amo con los dedos y el alma, con la luz de mi beso, con el refulgente deseo que brota de mi vientre.
Amo a todos los hombres que me polinizan con su luz, también aquellos que lo hacen con un silencioso aleteo enamorado.
Amo y me aman, como si fuera yo el mismo cielo, como si fuera mi tacto un aleteo del silencio.