Si Pudiera.
Si pudiera ser ángel,
ser santa para rezar
en cada orilla de tu cuerpo,
canonizarte en los bosques
de tu prolifero pecho.
¡Como quisiera ser agua,
agua sacra y bendita
de un monasterio de pueblo
y así, cuando tus manos en rezo
se unten piadosas a ella,
pudiera vagar por tu piel
como lo hace el lucero…
cuando acaricia a Dios,
en silencio.