La palabra se hace impalpable cuando no se pinta de tinta, es simplemente una idea que desaparece en la mente mientras es llevada por el tiempo, un tiempo que no existe más que por un movimiento sútil de los actos.
El camino se abrió una vez más, he comenzado a transitarlo con una madurez que me resulta casi extraña, tal vez porque se nos van cayendo las pieles a medida que avanzamos en edad, sin importar qué edad sea la que atraviesas, las pieles se hacen pesadas, aquellas que mosrtamos al mundo para esconder el alma, dejando sólo los ojos para que toquen la inmensidad.
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