Poema al lector
En revuelo tus manos
y tu boca toda,
revuelo de ojos y tacto
y todos los mundos…,
los tuyos y míos, en un revuelo sin fin.
Se violentan los minutos,
mientras en sacro silencio me lees,
¡en este instante exacto!,
donde no hay otro más pleno,
que este mismo.
No hay otro más puro,
que este exacto…,
(y en oleajes silenciosos
tu alma en desorden,
se vierte en la mía)
Alborotado los pensamientos
en éxtasis las letras,
cuando tus ojos de cuarzo,
negros de silencio,
casi infinitos,
como si nunca hubieran nacido,
jamás muerto,
hurgan las palabras
en silenciosa letanía.
Y te desplomas en la tinta,
y la tinta en mis manos,
inventando presentes,
resurgiendo en la palabra,
como si no existieses mientras lees,
como si fuese yo un halo sacado
en imagen de tu mente.
Y así…,
en este mágico instante,
se une tu ojo a mi pluma,
y en vuelo…, tu alma a mi alma.
Si Pudiera.
Si pudiera ser ángel,
ser santa para rezar
en cada orilla de tu cuerpo,
canonizarte en los bosques
de tu prolifero pecho.
¡Como quisiera ser agua,
agua sacra y bendita
de un monasterio de pueblo
y así, cuando tus manos en rezo
se unten piadosas a ella,
pudiera vagar por tu piel
como lo hace el lucero…
cuando acaricia a Dios,
en silencio.
Cuando te pienso.
No se que me pasa, cuando sólo te pienso,
quisiera disolverme en cada parte de tu cuerpo,
ser en los abismos de tus ojos,
arrancar de tu boca…
los besos todos, que nos debe el tiempo…
Que tu mano se desgrane en mis yermas,
en las lomas más extensas,
en cada curva o pliegue de mi tierra.
Que me bordes con la boca ¡todo el cuerpo!.
quisiera romper, todas las muertes que nos llevan la ventaja,
que me digas al oído, “tanto te he esperado”
y responder en silencio, la vida ahora, ya nada nos debe.
Sueño con tu boca… ¡como si fuera mi único alimento!,
con el calor de tu lengua destapando secretos en la mía,
hurgando en los rincones de mi urgencia.
Sueño con estar en tus cimas, adentrarme en tus silencios.
Ansío sentir tu mástil invadiendo mi universo,
que se rompa el cielo con mi llanto,
que se caiga el día con tu beso.
Quiero adentrarme en tu carne, que seas en la mía,
sucumbir en cada esquina de tu cuerpo.
Vida mía, has llenado de tal forma mi interior,
que me abrumo con tu solo pensamiento,
cada poro de mi piel esta en espera,
mi boca sedienta de tu urgencia
y me corre por la sangre una brisa ¡tan intensa…, !
cuál si fuera yo huracán…, y tu mi arena.
No sé que me ocurre, cuando en silencio te pienso…
Has llenado de tal fuerza los huecos de mis manos,
que ya no cabe otra piel en ellas,
me inmolo en tu mirada a cada instante,
en esos ojos profundos, silenciosos y quedos.
Quisiera derramarme en el cielo ¡una y mil veces!,
no tener cuerpo, ser etérea.
Deshacerme de mi boca y piernas,
de mi rostro, de mi cuerpo entero…,
y ser en ti, como el aire, ¡ETERNA!
ALMA MÍA
Corre alma mía por yermas y llanos,
todos ellos me cubren, soy ellas,
y todas las tierras vastas.
(Las montañas silenciosas
los desiertos y acantilados)
Corre, corre como un jilguero entre árboles mansos,
súrcame el cielo con un vuelo raso.
¡Mira desde acá como fluyen los ríos de alabastros!,
la llanura en flama, el monte de ofrendas, ¡como se alza!
El grial. La espada.
Corre,
corre alma mía por yermas y llanos.