Nunca deja de sorprendernos y enseñarnos.
Escribiendo la palabra
Aporte; Miguel Angel Moya
Evocación -capitulo I: El florecer de la conciencia humana
Una nueva Tierra de Eckhart Tolle
La Tierra, hace 114 millones de años, un día poco después de despuntar el alba: la primera flor en existir sobre el planeta abre sus pétalos para recibir los rayos del sol. Con anterioridad a ese suceso extraordinario que anuncia la transformación evolutiva de la vida vegetal, el planeta había estado cubierto de vegetación durante millones de años. Es probable que la primera flor no hubiera sobrevivido por mucho tiempo y que las flores hubieran seguido siendo fenómenos raros y aislados, puesto que las condiciones seguramente no eran favorables para una florescencia generalizada. Sin embargo, un día se llegó a un umbral crítico y súbitamente debió producirse una explosión de colores y aromas por todo el planeta, de haber habido una conciencia con capacidad de percepción para presenciarla.
Mucho tiempo después, esos seres delicados y perfumados a los cuales denominamos flores desempeñarían un papel esencial en la evolución de la conciencia de otras especies. Los seres humanos se sentirían cada vez más atraídos y fascinados por ellas. Seguramente, a medida que la conciencia humana se fue desarrollando, las flores pudieron ser la primera cosa que los seres humanos valoraron sin que representaran un valor utilitario para ellos, es decir, sin que tuvieran alguna relación con su supervivencia. Sirvieron de inspiración para un sinnúmero de artistas, poetas y místicos. Jesús nos dice que contemplemos las flores y aprendamos a vivir como ellas. Se dice que Buda pronunció una vez un «sermón silencioso» mientras contemplaba una flor. Al cabo de un rato, uno de los presentes, un monje de nombre Mahakasyapa, comenzó a sonreír. Se dice que fue el único que comprendió el sermón. Según la leyenda, esa
Corre alma mía por yermas y llanos,
todos ellos me cubren, soy ellas,
y todas las tierras vastas.
(Las montañas silenciosas
los desiertos y acantilados)
Corre, corre como un jilguero entre árboles mansos,
súrcame el cielo con un vuelo raso.
¡Mira desde acá como fluyen los ríos de alabastros!,
la llanura en flama, el monte de ofrendas, ¡como se alza!
El grial. La espada.
Corre,
corre alma mía por mis yermas y llanos.
Cómo no elegir un poema que nos haga reflexionar, Blake, uno de mis preferidos. Espero lo disfruten.
William Blake
(1757-1827)
Para ver el mundo en un grano de arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu mano
Y la eternidad en una hora.
Aquel que se liga a una alegría
Hace esfumar el fluir de la vida;
Aquél quien besa la joya cuando esta cruza su camino
Vive en el amanecer de la eternidad.
Tú, rubio ángel de la noche
Ahora, cuando el sol descansa sobre las montañas, la luz
abrillanta la antorcha del amor; tu radiante corona
A raíz de unas reflexiones que nacieron en el estupendo blog de Aquileana quise subir algo de uno de mis pensadores preferidos, Krishnamurti. Acá se toca el tema de la atención y el instante presente, de la contemplación y lo contemplado.
«La atención se despliega como un estar-en-el-mundo-en-el-instante, la presencia a lo que es, sin pantallas y sin máscaras. Lugar de un escuchar infinito donde el mundo no se repite jamás, donde «el pensamiento más profundo ama la vida más viviente».
Acogida plenamente sensible de lo que nos rodea, contemplación y compasión, la atención es al mismo tiempo – en el mismo flujo – investigación apasionada de sí mismo. Y por esto, el espacio de una libertad posible. En efecto, es por el contraste con la atención que se descubre nuestro apego a las interferencias del ego. Ver, en el mejor sentido de la palabra, es liberarse de ello. Este ver pone en juego una acción que ya no se fundamenta en la sola punzante repetición del pensamiento. Esta manera soberana de ir en cada instante a lo más verdadero, no exige – paradójicamente – ni esfuerzo ni voluntad. Ello se cumple de hecho en el olvido del yo, «en el olvido de las palabras». Es a la concentración – percibida aquí como el estrechamiento del campo de la consciencia con fines egocéntricos – lo que el diseño libre es al diseño impuesto:
«Cuando pones realmente atención, no hay una acción fundamentada en la memoria. En cambio, si te concentras, tú haces un esfuerzo, actuando siempre a partir de la memoria, como un tocadiscos repetitivo»
Donde la concentración cierra, la atención abre. La una empobrece, la otra acrecienta. La una quiere
Hoy y a pesar del mundo, estoy completa,
tan intacta que parezco cumbre,
tan inmensa que nadie me llega.
He recorrido durante la noche bastos océanos,
surcado cielos, navegado a través de mi sueño
y de mis mundos todos.
He llegado hasta el mismo silencio,
donde todo muere,
donde la nada se convierte en un vació insondable
y profundo, donde cabe todo y al mismo tiempo
deja de existir como era,
como lo sabemos, como se supone existe.
Hoy, a pesar del mundo me siento en mi existencia toda
y te veo, claro como un farol en la oscuridad del océano
Sería fantástico si de pronto olvidara como me llamo, o como camino por las enrejadas mañanas de invierno, olvidar el verde de los campos estivales, de aquellas noches refulgentes de estrellas, del olor a café, a mango recién cortado, el olor a la tierra cuando los campos están recién regados, al verde profundo de las hojas en brote. Sería grandioso olvidar a mis muertos, también a los vivos para así no tener apegos, ni lagrimas, tampoco risa…, ser como el aire, sin raíces ni cimientos.Sería grandioso pararme en las esquinas de una vida cualquiera y oler sus días, amasar sus tristezas hasta convertirlas en pan fresco, peinar mi pelo con rebeldía, mojar mis pies en las orillas de un río limpio, atestado de piedras parlanchinas, esas que brotan en ríos sin nombre. Caminar descalza por la tierra en siembra, tenderme en el pasto y ser festín de chinitas y hormigas en letargo.
Sería perfecto olvidar como beso, mi tacto y mi rostro, olvidar que existo, que he existido tanto, que existiré tanto más. Vestirme con paños de colores de esos que no hacen tanto daño, jamás con seda, nunca con pieles. Abrigarme sólo de besos cuando estoy enamorada y de lagrimas amarillas cuando tengo pena, me gustaría olvidar las palabras, lo que pienso y los ojos de los que amo, sería perfecto no saber de donde provengo, ser etérea y sutil, tanto que pueda estar en todo, hasta no ser nada.
«El deseo de cuestionar la vida viene de la propia vida, de esa parte de la vida que todavía está escondida» Jean Klein
(me parecio sobervia esta frase, por eso se las regalo)
¿Por qué pensamos?, ¿que es el pensamiento? somos nosotros parte de ese pensamiento, o simplemente se pasea en nuestra mente como un elemento más de los tantos que nos conforman? ¿podemos pensar en algo que no hayamos pensado con anterioridad y por lo tanto no existe para nosotros?, como traeremos una imagen que no es conocida por nuestra mente, una que jamás hemos visto, por lo tanto desconocida?
Son tantas las preguntas que nacen de ese sólo y único elemento, y hay tantos…, Qué es el temor, que es la imaginación, por qué deseamos…., por qué algunos seres humanos se preguntan tanto y otros tan poco… porque algunos sufren desde su nacimiento y otros lo tienen todo… hay tanto que preguntarse. Tanto que buscar.
Krishnamurti dice: » La verdad es una tierra sin senderos. El hombre no puede acercarse a ella a través de ninguna organización, de ninguna secta, dogma, sacerdote o ritual, ni a través de algún conocimiento filosófico o técnica psicológica. Tiene que encontrarla a través del espejo de las relaciones, a través de los contenidos de su propia mente, de la