Mis Guerreros

Hoy los guerreros que moran en mí están en huelga, no tengo ganas de lidiar con mi humanidad, la dejo que se recueste en algún prado imaginario para que respire un poco de tempestad, y vuele en ella y sea en ella, que la cabalgue en un ápice de luz para que reviva, todo eso…, mientras duermo.

Estoy lánguida como una lombriz hambrienta, como una lombriz ¡¡terrible!!, de esas que con su sola figura espantan el día, de esas, que no son agradables ni poseen un imán con que afirmar la caricia o el deseo, o la plenitud de la palabra, una lombriz que se te resbala por los ojos con desánimo, aletargada e insufrible.
¿Será que mis guerreros despierten atontados, sin ganas de dar lucha a la ilusión, será que me amen tanto como para dar batalla al desgano, a la falta de color, a ese silencio que amo y no tengo? Hoy mis tantos guerreros duermen cabizbajos en mi desconsuelo, en mi duda por lo incierto, en mi letanía. Hay días así, sobre todo cuando amanece de rosa.

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